Las fiestas navideñas se acercan y consigo traen los
regalos de los Reyes o de Papá Noel. Hay tantos regalos magníficos
para regalar y que harán brillar a los ojos de los pequeños como si
fueran estrellas; pero hay un regalo que se debe de evitar: un cachorro!
No es un juguete sino un ser vivo que se ha de respetar como tal, y por
lo tanto no se le puede introducir a la familia como una cosa.
La introducción de un cachorro en casa sobre todo no
debe de llegar como una sorpresa. Toda la familia tiene que estar de
acuerdo en que el tener un perro es muy buena idea, y todos tienen que
ser conscientes de que este hecho cambiará el estilo de vida de la
familia para los próximos diez o quince años. A los niños puede hacer
muchísima ilusión - ¿pero lo seguirá haciendo siempre? Lo primero y
lo más importante es asegurarse de que los niños no lo ven como un
juguete sino un ser que a partir de ahora siempre necesitará sus
cuidados. Aún así, los niños no saben qué les va a traer la vida los
próximos diez o quince años, ni nadie les puede exigir que lo sepan.
Por lo tanto los padres tienen que estar dispuestos a responsabilizarse
del perro si los niños en algún momento pierden el interés por el
perro o se marchan de casa a un sitio donde está prohibido tener perro.
Realmente un cachorro tiene que ser el deseo con
diferencia más grande de todos los deseos que tenga el niño porque si
no lo es, perderá el interés en él al poco tiempo. Además el niño
tiene que tener muy claras todas las responsabilidades que conlleva
tener un perro. Entre otras cosas volver directamente del colegio cada
día a sacarlo a pasear aproximadamente una hora, pasar tiempo con él
en casa tanto enseñándole cosas como simplemente estando con él,
darle de comer todos los días y estar al tanto de si le pasa algo por
si tiene que pedir a sus padres que les acompañen al veterinario. |