La Marxa, 19.07.02

Acabamos de tener un cachorro y es ideal, pero no para de mordernos las manos y los tobillos haciéndonos daño. ¿Cómo le podemos enseñar que no lo haga?

Cuando los cachorros tienen unas tres o cuatro semanas de edad es muy importante que empiezen a aprovechar la presencia de sus hermanos para jugar. El jugar les enseña, aptitudes que les resultan altamente importantes de mayores.entre otras, la ”inhibición de morder”. Sus juegos suelen consistir en juegos de persecución y de peleas fingidas. Al jugar se muerden mutuamente con sus pequeños y agudos dientes mamones, y esto realmente puede doler. Si un hermano llega a producir daño, la víctima llorará y parará el juego inmediatamente. Esta es su manera de decir “Ojo, jugamos en broma, observa las reglas.” Y las reglas son que ¡está prohibido hacer daño! “La inhibición de morder” es importantísima en el comportamiento social y diario en el grupo de individuos en la naturaleza. En su comunicación a veces usan la boca para coger una parte del cuerpo de otro perro. Independientemente de la razón en la situación dada, nunca pretenden hacerle daño al otro. Para perros en la naturaleza siempre es más conveniente evitar heridas, ya que se pueden infectar y así ocasionar la muerte de uno o ambos de ellos.

Cuando traemos a nuestro cachorro a casa con unas ocho semanas de edad lleva cinco semanas jugando con sus hermanos y más o menos sabe la fuerza límite que puede usar jugando con los demás cachorros. Pero nadie le ha enseñado que nosotros, su futuro grupo humano, no tenemos la misma piel protectora y por lo tanto no el mismo umbral de dolor– se lo tenemos que enseñar nosotros mismos. Es importante hacerlo desde el primer momento. El cachorro no lo entenderá si primero le dejamos modernos y después, no. Lo más fácil es hacer como sus hermanos. Cuando nos coge con la boca y nos duele debemos hacer un pequeñito grito agudo y a la vez parar la comunicación con él. Si funciona ya podemos seguir haciendo lo que estábamos haciendo y repetir el tratamiento” cuando vuelva a suceder. Si no funciona podemos decir un “NO” firme y pincharle un poquito hasta que nos suelte – no más.

 

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