La Marxa, 09.08.02

Estamos en época de vacaciones y aunque para Rasmus no son vacaciones esta vez y la próxima contaré sobre sus experiencias en un viaje a San Diego en California.

Rasmus es un perro pequeño de la raza Sueco-Danés. Tiene bastante atractivo, es obediente y ha participado en películas de cine. Hace unos meses se marchó entusiasmado a California de los EE.UU. para vivir una temporada. Antes de ir definitivamente había visitado a California unos quince días intentando asegurarse de que fuera buen sitio de vivir y disfrutar para un perro. Así se lo habían confirmado. De hecho, le habían contado que los americanos adoraban a los perros, y que les sabían tratar, educar y querer de una manera extraordinaria. Pero a Rasmus el viaje le salió como la peor pesadilla de su vida. Nada más llegar se dio cuenta de que estaba prohibido en absolutamente todos los sitios de toda California dar una vuelta sin correa, fuera montaña, desierto, campo, playa o ciudad, de manera que a partir de ahora ya no podía alejarse más de 2 metros de su amo – que cruz, porque ella no quería oler ni mirar las mismas rincones que él. Cuando uno está acostumbrado a ser obediente y por lo tanto normalmente sin correo es una frustración tener que llevar siempre a su amo “encima”. Bueno, a los pocos días se dio cuenta de que podía resultar muy sabio no alejarse mucho de su amo, porque las serpientes de cascabel no se quedaban en el desierto tal y como se lo habían asegurado los americanos. Resultaba que estaban dentro de la ciudad, en los patios de las escuelas y las cajas de juguetes de los niños. Pues la solución sería dar la vuelta larga del día al anochecer cuando los serpientes ya se habían acostado, pero tampoco. Desde la puesta del sol hasta el amanecer escuchaba a los coyotes aullando justo fuera de la verja de su jardín, y escuchaba como de vez en cuando el aullido se mezclaba con los gritos fatales de alguno de los perros de los vecinos que terminaba como cena de coyote. Por si eso no fuera suficiente, al andar con su amo por sitios aburridos y civilizados todavía había de tener cuidado con tarántulas y escorpiones. Un día un escorpión le había entrado en casa a pesar de que sus amos tenían cuidado con siempre cerrar las redes finitas en las ventanas y puertas. Menos mal que Rasmus tiene un sexto sentido del peligro y lo vió a tiempo para avisar a sus amos de que el escorpión estaba a veinte centímetros de la cuna de su hija recién nacida. “se continua…”

 

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