El perro
desempleado
Erróneamente a menudo pensamos
que nuestro perro se lo pasa ideal en casa estirado todo el día sin
tener que desempeñar ningún trabajo teniendo la comida y el agua
servidos. Pero no es así. El perro, desde sus orígenes, lleva dentro
el deseo y la necesidad de tener alguna responsabilidad y de
trabajar. Una prueba es que casi nunca los perros de trabajo
demuestran un comportamiento realmente problemático para sus dueños;
mientras los perros puramente de familia a menudo sí que lo hacen,
porque a estos últimos, a pesar de la atención que reciban, no se
les hace responsables de ninguna tarea en concreto. La frustración
que sienten se puede comparar con los sentimientos de una persona en
el paro que busca y busca pero que no encuentra trabajo. Ya se sabe
que una persona que vive esto al final se desanima o hasta se
deprime, mientras otras acaban frustradas. ¡Exactamente, estos
sentimientos son los que sienten los perros en el paro! Y tienen dos
maneras de reaccionar. Una es deprimirse, que para el amo no
significa ningún problema porque cree que “su perro ya se ha hecho mayorcito y
se ha asentado”, y la otra es desahogarse de su frustración casi como
sea. Algunos empiezan a ladrar más de la cuenta, otros se vuelven
incontrolables, otros se comen los muebles, otros escarban en el jardín, otros se vuelven agresivos,
otros hacen sus necesidades dentro de casa y así la lista puede continuar, porque sólo es la fantasía
de los perros la que le pondrá fin.
Lo que debemos de hacer es
enseñarle a nuestro perro diferentes tareas y, una vez aprendidas,
exigir que las haga. La obediencia es facilísima de enseñar porque
no nos exige ningún tipo de equipamiento. Además, hace falta para
poder llevar al cabo otras actividades con él. Según la raza tendrá
más facilidad para unas actividades que para otras. A diversas razas
cazadoras se les puede moldear un poquito sus labores tradicionales como por
ejemplo el “cobro” de pelotas o el “rastreo” de las llaves y ya
hay trabajo, divertimiento y colaboración para horas sin tener que llevar al
perro a cazar nunca. Un ejemplo de una actividad divertida que sirve para todas las
razas es el agility, que se lleva al cabo sobre una pista con diversos obstáculos pareciéndose un poquito
a la pista de salto de los caballos.
El en próximo artículo daré
ejemplos de juegos sencillos de practicar en casa.
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