Influir sobre la
relación entre perro y niño (artículo 2 de dos)
El mes pasado
hablamos de que es el momento clave de preocuparse de la evolución de la relación
entre el perro y el niño cuando el niño comienza a gatear y caminar. También dijimos que bien
hecho la relación puede llegar a ser única.
Si uno quiere crear una buena
relación y un ambiente relajado entre perro y niño hay que tomarse
las cosas con tranquilidad, confiar en ellos y dejarles jugar a su
manera. Nunca hay que permitir que el perro le gruña al niño ni que
el niño se suba a la cesta del perro si el perro está dentro. El
perro, también necesita lugar donde poder retirarse y descansar.
Pero sí hay que permitir que el niño le quite cosas de la boca al
perro, siempre y cuando también se permita que el perro le quite
cosas de las manos del niño! Si el perro coge un juguete del niño y
hay peligro de que lo rompa, hay que quitárselo tranquilamente de la
boca sin reñir, sustituyéndolo por otro suyo propio. Una cosa que
tampoco se puede evitar es que el perro le dé besitos lamiéndolo a
niño. Es su manera de expresar cariño y si se le castiga por ello se
sentirá muy confuso y puede perjudicar la relación mucho más
de lo que uno se piensa. De todos modos si el perro está
impecable de salud, de desparasitación interna y externa y de limpieza en
general, tampoco tiene porque preocupar. Si a veces el perro mastica huesos sean de “verdad”
o sean de los de piel de vaca prensada, es recomendable dárselos cuando el niño está dormido y
quitárselos antes de que el niño se despierte.
Todo lo descrito en este artículo
y en él del mes pasado sólo tiene valor si el perro está bien equilibrado
en su familia. Si se trata de un perro con problemas de comportamiento, mucho aconsejo que se resuelvan
estos problemas antes de la llegada del bebé.
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