La Marxa, 14.11.03

Influir sobre la relación entre perro y niño (artículo 2 de dos)

El mes pasado hablamos de que es el momento clave de preocuparse de la evolución de la relación entre el perro y el niño cuando el niño comienza a gatear y caminar. También dijimos que bien hecho la relación puede llegar a ser única.

Si uno quiere crear una buena relación y un ambiente relajado entre perro y niño hay que tomarse las cosas con tranquilidad, confiar en ellos y dejarles jugar a su manera. Nunca hay que permitir que el perro le gruña al niño ni que el niño se suba a la cesta del perro si el perro está dentro. El perro, también necesita lugar donde poder retirarse y descansar. Pero sí hay que permitir que el niño le quite cosas de la boca al perro, siempre y cuando también se permita que el perro le quite cosas de las manos del niño! Si el perro coge un juguete del niño y hay peligro de que lo rompa, hay que quitárselo tranquilamente de la boca sin reñir, sustituyéndolo por otro suyo propio. Una cosa que tampoco se puede evitar es que el perro le dé besitos lamiéndolo a niño. Es su manera de expresar cariño y si se le castiga por ello se sentirá muy confuso y puede perjudicar la relación mucho más de lo que uno se piensa. De todos modos si el perro está impecable de salud, de desparasitación interna y externa y de limpieza en general, tampoco tiene porque preocupar. Si a veces el perro mastica huesos sean de “verdad” o sean de los de piel de vaca prensada, es recomendable dárselos cuando el niño está dormido y quitárselos antes de que el niño se despierte.

Todo lo descrito en este artículo y en él del mes pasado sólo tiene valor si el perro está bien equilibrado en su familia. Si se trata de un perro con problemas de comportamiento, mucho aconsejo que se resuelvan estos problemas antes de la llegada del bebé.

 

 

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